ACUÉRDATE DE TU CREADOR
La Iglesia Adventista del Séptimo Día comenzó de manera similar que un emprendimiento de Silicon Valley, dirigida por jóvenes que tenían visión y entusiasmo por una causa. Gente como Elena White, John Loughborough, J. N. Andrews, Urías Smith y John Harvey Kellogg tuvieron un impacto significativo en el desarrollo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día mientras aún eran adolescentes y jóvenes.
Hoy día, la juventud sigue ejerciendo un impacto y dando energías a las Iglesia Adventista del Séptimo Día. En efecto, los jóvenes menores de 30 años comprenden alrededor del 75 por ciento de la feligresía mundial adventista.
La iglesia alimenta y capacita a sus miembros jóvenes, no solo a nivel local sino mediante el Departamento de Ministerios Jóvenes de la iglesia mundial, que supervisa los ministerios para grupos etarios específicos. «Aventureros» es un club para niños de 6 a 9 años, y cuenta con un millón de miembros en todo el mundo.
El club de «Conquistadores», con dos millones de miembros, está destinado a los jóvenes de entre 10 a 15 años. El club de «Centinelas» busca satisfacer las necesidades espirituales, sociales y de estilo de vida de los jóvenes de 16 a poco más de los 20. La Sociedad de Jóvenes, creada por jóvenes para los jóvenes hace más de 125 años, ahora vincula a diez millones de jóvenes en cada continente del planeta.
La declaración de misión del Departamento de Ministerios Jóvenes refleja su énfasis en el servicio y su confianza en las capacidades de la generación más joven: «Llevar a los jóvenes a una relación de salvación con Jesucristo y ayudarlos a abrazar el llamado divino al discipulado».
La Iglesia Adventista del Séptimo Día se dedica a los jóvenes porque está en deuda con ellos por sus comienzos y depende de ellos para su futuro.
NUESTRAS CREENCIAS
Las creencias adventistas tienen el propósito de impregnar toda la vida. Surgen a partir de escrituras que presentan un retrato convincente de Dios, y nos invitan a explorar, experimentar y conocer a Aquel que desea restaurarnos a la plenitud.