Los Adventistas del Séptimo Día aceptan la Biblia como la única fuente de sus creencias. Consideramos que el movimiento es el resultado de la convicción protestante de Sola Scriptura: la Biblia como la única norma de fe y práctica de los cristianos.
Creemos que Dios ama.
Dios es amor, poder y esplendor. Sus caminos están muy por encima de los nuestros, pero aun así, él llega hasta nosotros. Dios es infinito pero está cercano, tres y sin embargo uno, que todo lo sabe y todo lo perdona.
Creemos que Dios crea.
Desde las neuronas a las nebulosas, desde el ADN hasta las distantes galaxias, estamos rodeados de maravillas. Sin embargo, la belleza está quebrantada.
Creemos que Dios redime.
El amor. La armonía. La perfección. Hubo un momento cuando toda la creación entonaba la misma gloriosa canción.
Creemos que Dios está presente.
Jesús dejó una misión épica a sus seguidores: contarle al mundo de su amor y de su promesa de regresar, y cuidar de las personas así como él lo hizo.
Creemos que Dios transforma.
En los diez mandamientos, la ley de Dios nos muestra cómo vivir y nos revela nuestra necesidad de Cristo. Aunque la ley nos muestra qué senda seguir y nos convence de pecado, es mucho más que solo mantenernos a raya.
Creemos que Dios triunfa
Desde el Jardín del Edén hasta la Torre de Babel, desde la destrucción de Sodoma hasta el Éxodo de Egipto, Dios siempre ha investigado antes de actuar.
Con los años, la iglesia ha acordado declaraciones clave que resumen las principales enseñanzas que los adventistas entienden a partir de las Escrituras. Esas declaraciones son hechas en forma colectiva por un grupo de investigadores que estudian y escudriñan con oración la Biblia con la ayuda del Espíritu Santo.
En el presente, los adventistas cuentan con 28 creencias fundamentales que pueden ser organizadas en seis doctrinas: las doctrinas de Dios, el hombre, la salvación, la iglesia, la vida cristiana y el fin. En cada enseñanza, Dios es el arquitecto quien, con sabiduría, gracia y amor infinitos, está restaurando una relación con la humanidad que durará por la eternidad.